Docente y estudiantes del curso ‘Educadores críticos: un camino hacia el cambio social’ evalúan positivamente experiencia formativa

Como parte de los cursos en sala virtual dictados durante el primer semestre se realizó Educadores críticos: un camino hacia el cambio social, que contó con la participación de estudiantes chilenos y latinoamericanos. El académico responsable de los contenidos y relator del curso, fue Stefan Palma, magíster en Educación de la Universidad de Chile, con estudios de filosofía en la Universidad Alberto Hurtado, y Pasantía en Filosofía por la Universidad de Navarra, España.

Para el docente, la experiencia vivida le ha significado una doble responsabilidad, no sólo profesional, sino que, además, humana “porque sabía que estaba frente a un aula virtual con estudiantes de variados países latinoamericanos. Por lo tanto, los conocimientos, la enseñanza y los aprendizajes no eran entidades ajenas, por el contrario, estaban insertas en la experiencia de vida que todas y todos llevamos en nuestras historias de vida educativa”, señala Palma.

De modo que, añade, la necesidad de llevar una dirección que fuera fiel y coherente con los programas del curso constituyó un compromiso con las luchas por las libertades y por las emancipaciones que permean todo este gran paraguas llamado sociedad. En suma, explica, “los lineamientos que animan la misión y visón de la Universidad Abierta de Recoleta (UAR), en la democratización de los conocimientos”.

La educación como herramienta emancipadora

El curso significó, acota el docente, un encuentro de crítica y reflexión en comunidad acerca de la educación en contextos neoliberales y neoconservadores, repasando las teorías que nos permitieron contrarrestar las fuerzas de dominación ideológicas y físicas, proponiendo la perspectiva del intelectual comprometido, asignando voz a los estudiantes de aula.

Palma añade que abordaron “la educación como herramienta emancipadora, el pensamiento y acción progresista, el currículo oculto como espacio de análisis, la educación como terreno social amplio, la educación formal y popular, la promoción de valores, las voces de las y los estudiantes como retos al sistema, las consecuencias del neoliberalismo en las conductas humanas y la comercialización al interior de las instituciones educativas, las escuelas como progresistas, descolonizadoras y problematizadoras y el ser humano como ser intelectual y espiritual”. Para el docente fue un curso que destacó por enfatizar las dimensiones epistemológicas, ontológicas y axiológicas, que configuran la matriz de todo ser humano en crecimiento para la conformación de un mundo mejor.

Para Palma, “sólo las ciencias están a prueba de los tiempos para enfrentar los desafíos de la especie humana, como lo hemos vivido, por ejemplo, con la actual pandemia. Es mi deseo que, bajo la sombra de muchos gigantes de la educación que nos antecedieron en esta tierra, el legado e inspiración continúen, como influyeron Enrique Molina Garmendia, Gabriela Mistral, entre otras y otros más, así mismo hacer carne lo que Valentín Letelier Madariaga visualizara para nuestro pueblo: “La raíz es la universidad, que alimenta con sus jugos a todo el sistema”.

Significado de la experiencia de algunos participantes

Los estudiantes del curso presentaron trabajos finales, que a juicio de Palma, dan “vida a sus estudios críticos y preocupaciones por desafíos comunes para transformar las teorías y prácticas docentes y así, contribuir hacia un camino más solidario, justo y libre para el cambio social”. Presentamos un par de reflexiones en esa línea.

Belén Bello, estudiante de Maipú, señaló en su trabajo que “la invitación que realizan los educadores críticos y la importancia de los mismos, radica en que es una herramienta para construir y ser parte del cambio social. En la medida que cuestiona lo impuesto por las clases dominantes, a la vez que construye y posiciona a los actores como protagonistas de su educación rompiendo la lógica de que las personas somos meras vasijas vacías que deben ser “salvadas” y llenadas (…) Posicionar a los procesos educativos como herramientas emancipadoras, y romper con el adormecimiento que se sostiene de la educación como mera necesidad de acumular, resulta una práctica liberadora en el contexto actual, donde los aires de cambios se han vuelto constantes, y aún más, cuando urgen los espacios de flujo de información de manera horizontal que resulten en el crecimiento colectivo, por sobre, crear y adoctrinar a una masa de mano obrera, que sea útil para el capital.

En tanto, para Mauricio Ávila, estudiante de San Miguel, indicó que “todos los educadores críticos tenemos que mantenernos en la lucha, tratar de cambiar al mundo desde las aulas, desarrollar el pensamiento crítico en nuestros estudiantes, tener opinión política, tratar de lograr cargos directivos en escuelas, municipios y ministerios, participar activamente en nuestro gremio (Colegio de Profesores), aspirar a cargos políticos como concejales, alcaldes, senadores, diputados, etcétera. Todo lo anterior con el fin de tratar de ser parte de las decisiones de gobierno, pero, por otra parte, a través de la educación, la concientización y los buenos argumentos; tratar de cambiar a los que no quieren cambiar nada y lograr democráticamente en un futuro cercano, un mundo más progresista”.

«Agradezco a la Universidad Abierta de Recoleta, fundamentalmente a quienes posibilitan las relaciones humanas y directivas por la empatía, inspiración y motivación para hacer que las utopías se vuelvan realidad en un mundo cada vez más fragmentado, individualista y dogmático y, porque el saber científico, sea la luz que pueda descorrer, a través de la democratización del conocimiento, las fronteras sociales de la sociedad», cierra el académico Stefan Palma.