Foro sobre soberanía alimentaria y derecho a la alimentación abordó como incorporarlos y resguardarlos en la nueva Constitución

La Universidad Abierta de Recoleta y la Corporación para el Estudio y Desarrollo Sostenible de los Territorios (CEDEST) realizaron el conversatorio Nueva Constitución: soberanía y derecho a la alimentación, con la participación de Jessica Cerda, abogada, y Francisca Rodríguez, presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI). La actividad fue moderada por Alberto Ramírez, especialista en desarrollo rural.

Ramírez abrió el debate indicando que este tema no ha sido abordado en la discusión previa sobre la nueva Constitución, y “que es el derecho humano a la alimentación adecuada, y que es un derecho que está reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, al cual Chile está adscrito, y a los que la actual Constitución hace un reconocimiento no explícito. Sin embargo la nueva Constitución nos entrega la gran oportunidad de ponerlo de manera explícita y de poder incluir otros elementos que pudieran ser necesarios para poder viabilizarlos para que sea un derecho que realmente se pueda ejercer con toda la propiedad por parte de los habitantes de nuestro país”.

En su intervención Cerda se refirió a los distintos cuerpos legales o declaraciones que abordan o hacen referencia a los conceptos de soberanía alimentaria o definen el derecho a la alimentación, ratificando que “nuestra constitución política no hace un reconocimiento explícito a este derecho, y que  existe hoy un proyecto de reforma, que actualmente está en primer trámite constitucional y que busca asegurar a todas las personas el derecho a la alimentación, y la seguridad alimentaria y nutricional, incluyendo el agua como fuente de hidratación fundamental, y que será responsabilidad del Estado asegurar el acceso físico, económico y social, y su disponibilidad oportuna”.

En relación a la incorporación del derecho a la alimentación en la nueva carta fundamental, Cerda, explica que la mejor manera de asegurarlo es por vía constitucional, “porque constituye la protección jurídica más firme, más férrea, ya que las constituciones son las normas basales en virtud de las cuales se arman la institucionalidad de un país. Entonces al hacer un reconocimiento explícito se le da la esencia, se le da las características, se le dan los mecanismos de protección y se vislumbra una clara intención del Estado de implementar en forma certera el derecho o sea que yo tenga a ciencia cierta de con qué derecho gozo y cuáles son sus facultades, los deberes, las obligaciones y su protección”.

Explicó también que a nivel latinoamericano son varios los países que reconocen el derecho a la alimentación de manera institucional: Brasil, Ecuador, Bolivia y México. En algunos casos, señaló, es reconocido como un derecho general aplicable a toda la población, y en otros casos de forma particular es asociado a grupos determinados. En el caso argentino, explicó, se hace el reconocimiento directo de manera explícita a través del pacto internacional suscrito.

Manifestó finalmente que sería muy importante que el Estado chileno garantizará también la participación ciudadana y que estableciera mecanismos de participación directa respecto de la soberanía alimentaria, por la vía constitucional o mediante una ley marco.

Por su parte Rodríguez, indicó que no ha sido fácil hacer comprender a nivel mundial de que estábamos hablando, cuando hablamos de soberanía alimentaria, y que ha sido un largo una larga discusión para llegar a la conclusión de que no puede haber seguridad alimentaria, si no hay soberanía alimentaria, “y cuando estamos hablando de soberanía alimentaria, hablamos del derecho de nuestros pueblos, y no es solamente el derecho de seguir siendo campesino y seguir produciendo los alimentos que el país o que los pueblos requieren, sino que implica un conjunto de derechos: el derecho a la tierra, el derecho al agua, el derecho a una política pública, a recursos apropiados, a respetar las formas y métodos de producción, a poder desarrollar y conservar formas de vida, entre otras más”.

Añadió que en el contexto actual de pandemia y reflexión sobre una nueva Constitución resulta fundamental, no sólo garantizar la vida y el desarrollo, tanto físico como intelectual de las persona, sino que modificar el sistema de producción alimentaria, “ya que hoy son las empresas de la alimentación, las transnacionales, las que se han apoderado de nuestra alimentación y nos han convertido en consumidores de alimentos que no son nutritivos, ni garantizan la salud”.

Señaló que “para nosotros, los campesinos, las campesinas, la soberanía alimentaria es un principio, es un principio de lucha, muy vinculado a los temas de género, ya que las mujeres hemos jugado un papel principal sin que se nos reconozca, sin que se valore, y es un reconocimiento a un trabajo y un papel histórico que se ha jugado”.

Agregó que todo esto va aparejado con el derecho a la tierra, ya que no hemos renunciado a una reforma agraria, “una reforma agraria integral y popular: integral porque tienen que estar toda la disposición para poder seguir produciendo, y popular porque tiene que ser también una acción del pueblo que defienda el derecho a la alimentación y le otorgue esa responsabilidad a los campesinos y campesinas, que somos quienes podemos producir esos alimentos en las mejores y óptimas condiciones”.

Concluyó indicando que “podemos llegar a ver una nueva Constitución donde estos derechos estén garantizados, pero que cueste mucho tiempo, porque la constitución no es de la noche a la mañana es un proceso largo de construir, y  tenemos que generar la fuerza para defenderla, tenemos que tener claro lo que ahí nosotros queremos que quede establecido y en ese aspecto para nosotras es muy importante que la soberanía alimentaria quede garantizada, y tenemos que garantizar el poder desarrollar nuestra propia capacidad de producir los alimentos que la población necesita, respetando la diversidad productiva y cultural de cada territorio. O sea tenemos que recuperar nuestras formas de producir para poder liberar al país del uso de los químicos que nos van enfermando día a día, pero también tenemos que recuperar un sistema alimentario, donde se relacionen la forma de producir, con las formas de consumir”.

Revisa de manera completa el diálogo Nueva Constitución: soberanía y derecho a la alimentación.