La Universidad Abierta de Recoleta aperturó un espacio social y educativo para cambiar el rumbo del país

El miércoles 10 de abril comenzaron las clases en la Universidad Abierta de Recoleta. Más de tres mil personas repletaron las distintas sedes en las que funciona: los liceos Valentín Letelier y Paula Jaraquemada, la Escuela República del Paraguay, el Complejo Educacional Juanita Fernández Solar, la Corporación Cultural de Recoleta y la Biblioteca Pedro Lemebel.

Las aulas de la Universidad Abierta de Recoleta aperturaron las puertas a un país que anhela encontrarse. Distintas generaciones, historias de vida y comunas se reúnen de lunes a sábado en los diversos programas formativos impartidos por más de doscientos docentes. Desde la comuna de Recoleta, la Universidad aporta a la recuperación de la convivencia democrática y ofrece una experiencia social y educativa que puede cambiar el rumbo de Chile.

Sus estudiantes son mayoritariamente de Recoleta, pero también de comunas como Santiago, Pudahuel, Ñuñoa, Maipú, La Florida, Conchalí, Providencia, Independencia y Puente Alto. Desde esta última comuna se traslada Leonor Tissié cada martes y miércoles, para asistir a los cursos Filosofía de lo cotidiano y Psicología laboral: «Existe un compromiso de profesores y alumnos para compartir en este espacio de encuentro las experiencias, opiniones y análisis teóricos lejos de cualquier sesgo: cada opinión cuenta, cada experiencia de vida es útil para aplicarlas en el diario vivir y hacia la comunidad», señala.

Así como Leonor optó por cursos de filosofía y psicología, la propuesta incluye programas de humanidades, ciencias, formación para el trabajo, interculturalidad y salud, como grandes ejes formativos. Durante los primeros días de clases las y los profesores también han podido evaluar la iniciativa: «Hay nuevas corrientes de pensamiento, nuevas formas de mirar el pasado, el presente y el futuro, que esta universidad empieza a acoger», señaló Rodolfo Reyes, profesor del curso La invención de lo indígena: Visualidad e imaginario.

Estudiantes del curso Santiago cinematográfico: entender la ciudad a través de películas, a cargo del profesor Gonzalo Cáceres Quiero, destacan la posibilidad que entrega la Universidad Abierta de Recoleta de compartir conocimiento con personas que provienen de distintos ámbitos, experiencias y espacios, algo que no ocurre en las universidades facultativas.

Uno de los cursos más masivos que se dictan en la Universidad es Pintaremos hasta el cielo: Teoría y práctica del arte muralista de las Brigadas Ramona Parra (BRP), en el que sus estudiantes realizan un recorrido por los cincuenta años de historia de la agrupación, y que cuenta en su equipo con uno de sus integrantes históricos, Alejandro ‘Mono’ González. El artista explica que «el curso busca abrir espacios a la educación artística en la academia desde la óptica de la calle, instalando la identidad popular y callejera en la academia que es algo de lo cual no se habla hoy. Hay que considerar que el arte es generalmente algo elitizado, más propio de las clases dominantes que tienen recursos para acceder a aquello».

Este curso recibe cada sesión a más de sesenta participantes, y durante sus últimas clases pintarán un mural en una de las sedes en las que funciona la Universidad Abierta de Recoleta.

A dos semanas de iniciadas las clases, docentes y estudiantes han comenzado a desarrollar diversas actividades. Sobre su curso, la profesora de Animación lectora: qué libros leerles a nuestros niños y niñas y cómo hacerlo, Trinidad Arellano, señaló estar muy feliz «porque el grupo de estudiantes que optó tomar este curso es muy diverso en su profesión -hay cuenta cuentos, profesores, madres y abuelos- pero todos estamos en sintonía al sentir que leer es un regalo. Y llegan al curso con esa apertura de mente y pasión: aprender todo lo posible para transmitírselo a otros y otras».

Debido al éxito de la primera convocatoria, durante la próxima semana se dará a conocer un nuevo proceso de postulación para nuevos cursos que comenzarán en mayo.