La pandemia provocada por el virus COVID-19 ha acarreado una enorme pérdida de vidas humanas que a la fecha superan las nueve mil en nuestro país, y ha desencadenado una crisis económica global sin precedentes en las últimas décadas: en marzo, solo en el gran Santiago, el desempleo llegó al 15,6%, la peor cifra en treinta y cinco años. Mientras que a nivel país, el desempleo llegó al 11,2%, su nivel más alto en una década.
También ha amenazado la salud mental de la población de gran parte del planeta, debido al aislamiento, la convivencia en espacios reducidos, el temor al contagio, la incertidumbre económica, las exigencias del teletrabajo, el cuidado de los hijos e hijas y la sobreexposición permanente a noticias preocupantes, entre otros factores.
Según la última encuesta Claves 2020, publicada por Ipsos en mayo y realizada en abril, un 83% de las y los encuestados declara que el COVID-19 ha alterado de manera importante sus vidas, mientras que el 37% dice sentir estrés, un 21% miedo y un 16% tristeza. Por otro lado, un 32% de las mujeres consultadas y un 25% de los hombres señalan estar en estado de depresión.
“La crisis provocada por la pandemia, sumada a las medidas tardías del gobierno, están afectando tremendamente a la población. Si no hay seguridad con respecto a los ingresos, si las personas deben salir a trabajar, exponiendo a su familia a enfermarse, por supuesto que repercute en la salud mental que, además, en Chile siempre ha tenido un acceso restringido y es un privilegio que la mayoría no puede costear, mientras que el sistema público no da abasto. Si bien valoramos la presentación de planes nacionales en este sentido, entendemos que no es suficiente, por lo que ponemos a disposición de la comunidad el esfuerzo de un equipo multidisciplinario de vasta trayectoria”, señala el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue.
Si bien estas situaciones no afectan a todas las personas por igual, es esperable que muchas personas experimenten efectos psicológicos negativos, incluidos confusión, miedo, irritabilidad, enojo y estrés postraumático. Esto trae aparejado, además, un aumento importante de problemas psicosociales en el hogar, como es el maltrato infantil, violencia intrafamiliar, consumo problemático de alcohol y otros.
El curso Salud mental: la cuarta ola de la pandemia busca entregar a las personas y a las familias conocimientos y herramientas que les permitan comprender los impactos psicosociales de la pandemia y contar con estrategias para afrontarlos, adecuadas a las distintas etapas del ciclo vital (niñez, adolescencia, adultez, tercera y cuarta edad) y a los diferentes roles que se despliegan en los hogares.
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