“Los ojos del estallido”: multifocal, colectivo y efervescente documental sobre el estallido social germinado en la UAR

Durante octubre del 2019, en una incipiente Universidad Abierta de Recoleta, se desarrollaba a cargo del cineasta Daniel Miranda el curso de Cine documental: Una mirada a la ciudad. Las alumnas y alumnos participantes, se reunían cada sábado a las 11 de la mañana en el Liceo Valentín Letelier de la comuna de Recoleta. El grupo se encontraba desarrollando sus propios proyectos y caminos individuales para desarrollar una idea de documental. En eso ocurre el estallido social, detonado el 18 de octubre en los metros de Santiago de Chile, de la mano de estudiantes secundarias y la arenga “evadir no pagar, otra forma de luchar”. La mecha prendió y el malestar explotó desatando protestas callejeras a lo largo de todo Chile marcando un antes y un después en la historia del país. Contar con una colectividad de personas y cámaras para grabar, cambió el rumbo del curso de Cine Documental de la UAR y dio origen a, probablemente, el primer documental sobre el estallido social chileno, filmado al calor de la revuelta social. 

Agradecemos y saludamos al equipo realizador Alberto Gómez, Alex Pulgar, Aníbal Sandoval, Claudio Zurita, Daniel Miranda Acuña, Felipe Estay, Gabriela Márquez, Karina Palma, Nicolás Bastías, Patricio Muñoz y Pilar Alvarado por regalarnos este invaluable documento histórico. Compartimos una pequeña entrevista a Daniel Miranda, profesor del curso en ese entonces y Pilar Alvarado, una de las alumnas realizadoras. 

¿Cómo surge la idea de hacer este documental en el marco de un curso de la UAR? ¿Cómo fue la decisión de dejar de seguir el programa que estaba planeado y hacer un documental colectivo?

Daniel: Después de un par de clases suspendidas tras el estallido del 18 de octubre, volvimos al aula y Chile no era lo mismo. Decidimos hacer un plenario, una especie de cabildo, donde invité a mis estudiantes a la reflexión sobre lo que estaba sucediendo. En ese entonces planteé la posibilidad de seguir en lo que estaba cada uno o volcar la mirada hacia la calle y fue unánime la selección de la segunda opción. Desde ahí surge este proyecto colectivo. Nos pusimos a trabajar de inmediato, a pensar y reflexionar sobre el punto de vista, que era lo más importante para mí como docente. No repetir las fórmulas de las redes sociales ni menos la televisión, hacer cine documental de guerrilla. 

¿Cómo afectó esto al grupo, enfrentarse a una situación de la realidad que nos sobrepasaba y verse en la urgencia de filmar? 

Pilar: Cuando iniciamos el curso cada unx tenía ideas para realizar un cortometraje documental personal, todas muy interesantes y distintas entre sí. Sin duda, había una necesidad de explorar esas ideas y en ese sentido, cierta urgencia para desarrollarlas. Cuando ocurrió el estallido todo cambió, porque nos vimos enfrentadxs a un fenómeno único e inesperado, que atravesaba nuestras vidas en un sentido colectivo y eso nos presentó otro tipo de urgencia. Una urgencia de contar lo que estaba pasando porque sabíamos que estábamos frente a algo histórico, pero también una urgencia por comprender, sentir y discutir lo que estábamos viviendo. Ese cambio de rumbo en el curso fue ineludible y nos permitió conectar como grupo de una manera nueva, pudimos acompañarnos en un proceso que nos atravesaba a todxs y crear un documental colectivo, donde cada unx aportaba con su propia manera de ver y sentir el estallido.  Ese diálogo de miradas y ese encuentro con lo que ocurría en las calles fue muy interesante porque nos permitió explorar el documental en un sentido muy político.

¿Qué fue lo más complejo? 

Daniel: Creo que lo más complejo fue lo emocional que estábamos viviendo como sociedad y como creadores. Cada sábado nos dábamos un tiempo para conversar y compartir, porque estábamos en las calles, cada une registrando y observando por un lado la alegría de un país que se unía en la lucha, pero por otro lado, la represión y las violaciones a los derechos humanos. Era una catarsis cada clase. 

Pilar: En mi caso lo más complejo estuvo en el proceso de definir dónde mirar, es decir, qué tema abordar audiovisualmente. Sentía que la realidad había tomado otro ritmo, medio frenético, donde muchas cosas pasaban a la vez, todas ellas importantes y conmovedoras (en el buen y mal sentido). Pensar en hacer algo audiovisual me enfrentaba a la pregunta: ¿Qué elijo de todo esto, si todo es importante y necesario?.

Eso me obligó a detenerme un poco y observar qué pensamientos y emociones me rondaban más. Suena sencillo, pero en ese momento no lo fue tanto porque la realidad estaba alterada, temblando y hacer foco en algo era muy difícil. Al mismo tiempo, enfocarse lleva a profundizar y a conectarse con las emociones. Personalmente conecté mucho con la rabia, con el dolor, con la incomprensión frente a la represión que había. Crear desde esa emocionalidad no fue tan fácil, aunque sí necesario.

El otro gran tema para todxs en el curso era salir a filmar, estar en las calles con la represión bestial que había era un riesgo siempre.

Daniel: Si, eso también era un riesgo. Para eso hicimos unas credenciales del taller para que no tuviéramos problemas. 

¿Qué fue lo más significativo? 

Pilar: Por un lado, agradezco mucho haber tomado el curso de la UAR en ese momento, porque el documental me (nos) dio la oportunidad de expresar algo que era muy difícil de expresar sólo con palabras. Además, se convirtió en un espacio de encuentro y diálogo. Ver lo que otrxs estaban filmando y creando era también otra manera de conversar sobre lo que estábamos viviendo como país.

Por otro lado, viéndolo en retrospectiva es muy sorprendente y gratificante haber logrado hacer un documental colectivo como resultado del curso, en tan poco tiempo y de forma autogestionada. Creo que la obra es muy valiosa no sólo por lo interesante que aún me parece la diversidad de puntos de vista expuestos en cada capítulo, sino también porque refleja esa realidad efervescente, multifocal que invitaba al documental a pensar el país en el que estábamos viviendo y en el que queríamos vivir.

Daniel: Para mi como cineasta y docente, todo el proceso fue sumamente enriquecedor, porque mis alumnes aprendieron y yo de ellos, todos estábamos en la misma ‘pará’ entonces nos unimos mucho, nos apañamos y sacamos adelante un documental en tiempo récord, algo que nunca había vivido en mi corta carrera. Y otro de los elementos más significativos, sin duda, fue las exhibiciones que hicimos del documental en diferentes espacios organizados, en cabildos, en poblaciones, etcétera, donde íbamos a mostrar la película y luego conversamos con la gente, eso fue una de las cosas más hermosas del proyecto. 

¿En qué sentido, más allá de que lo hayan filmado varias personas, es un documental colectivo?

Daniel: Desde su génesis, el documental fue de carácter colectivo. Las decisiones las tomábamos todes en clases, armamos la progresión dramática de los capítulos en conjunto, y nos pusimos a todes como realizadores – creadores de la obra. De cierta manera, quebramos el concepto de ‘autor’ de lo ‘individual’ y de los cargos clásicos del cine. Todos fuimos obreros audiovisuales en pos del proyecto y todos tenemos el mismo crédito en la obra. Por eso, cuando participamos en instancias de festivales o encuentros me preguntaban ¿quién dirigió? y yo decía que todes, era difícil de entender eso para la contraparte.

¿Qué significa para ustedes que este sea el primer documental del estallido que se hizo en Chile? 

Daniel: Más allá de ser el primero o no, lo que nos interesó fue registrar en la urgencia y mostrar lo que sucedía en Chile en los dos primeros meses del movimiento social más importante e imponente desde la vuelta a la democracia. La cantidad de dispositivos que había en las calles era notable. Fotógrafos profesionales, aficionados, celulares y equipos reducidos de registros audiovisuales, todos es pos de mostrar lo que estaba pasando. Ya han salido varios cortometrajes, documentales, reportajes y van a seguir saliendo más proyectos, porque a pesar que hoy a tres años del inicio de la revuelta popular y con un escenario donde la derecha y la elite comunicacional nos quieren hacer creer que lo sucedido fue simplemente violencia, el arte seguirá representando la rabia, la esperanza, la unión del pueblo y las miles de historias que ocurrieron esos días en Chile, estoy seguro de ello y se hará resistencia y memoria desde allí. 

«Invitamos a ver Los ojos del estallido en las diferentes plataformas digitales. Que a tres años del inicio de la revuelta social sirva para mantener la memoria y la resistencia, que mientras la televisión y la clase política intentan criminalizarnos y blanquear a las policías; este tipo de documentales seguirán mostrando para siempre lo que se vivió de verdad en las calles; con Piñera en guerra contra el pueblo, los voluntarios de la salud, el fuego, la música, la alegría y la rabia, una mezcla de lo vivimos como sociedad en esas semanas y que no se pueden olvidar, así como tampoco debemos olvidar a los caídos, a los mutilados, a Gustavo, a Fabiola y tantos otros. Patricio Guzmán decía que Chile tiene una memoria obstinada, creo que lamentablemente es así, y queda de nuestra parte, de los realizadores y del arte, seguir manteniendo la llama encendida para que esa memoria no se pierda”, enfatiza Daniel Miranda, docente y guía del proceso de realización de este documental.  

PUEDES VER EL DOCUMENTAL LOS OJOS DEL ESTALLIDO AQUÍ.